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Spanking, la excitación del azote
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Spanking, la excitación del azote

¿Alguna vez te han dado –o has dado- una palmada en el culo durante el sexo? Entonces has rozado con los dedos el spanking. El spanking consiste en dar azotes durante el acto sexual, y está considerado como una práctica sexual muy excitante que implica un juego de roles.

El llamado spanking es un cachete o palmada en el culo durante el acto sexual, ya sea antes o durante el coito. Como una práctica muy suave que nos recuerda un poco al BDSM, los mayores aficionados al spanking suelen ser hombres, aunque este excitante acto nos puede gustar a todos.

El juego de roles de castigar o ser castigado

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Los factores que hacen que el spanking resulte tan excitante es el juego de roles que gira en torno a los dos miembros de la pareja, la idea de dominación o sumisión. El goce de ser sometidas a los ‘castigos’ del otro en un contexto erótico, como si de niñas malas se tratase, implica un juego y una fantasía que puede ponernos a cien.

Estar del otro lado, ser quien azota, también resulta muy excitante, ya que nos sentimos poderosas y dueñas del placer de la otra persona que quiere ser ‘castigada’.

Se considera que en esta práctica sexual hay una emulación de algunos castigos infantiles y que recrearlos nos alivia mediante un acto que, de manera inconsciente, sentimos como pecaminoso o sucio. Así, creamos una correlación entre la culpa y el placer que, si no traspasamos de la raya como juego erótico, puede ser un añadido a nuestras artes amatorias.

Cómo practicar spanking

Para empezar, hay muchos niveles de spanking. Puede que sólo disfrutéis de alguna que otra nalgada suave durante el sexo, pero también hay aficionados a esta práctica que se excitan con azotes fuertes y reiterados, incluso si después no hay sexo.

Si no lo has hecho nunca y te gustaría probar, lo primero que hay que hacer es hablarlo con la pareja. En este tipo de juegos sexuales debe haber un consentimiento mutuo y claro, ya que se pueden dar situaciones incómodas. El cuerpo de la otra persona no es nuestro y siempre es mejor pedir permiso que pedir perdón.

Una vez lo hayáis acordado, lo mejor es comenzar de manera suave, dando golpes secos y no muy fuertes. Poco a poco, a medida que la situación se vaya calentando, se puede ir pegando un poco más rápido o variando el ritmo, alternando azotes suaves y cortos con uno más seco y duro. Después, se debe acariciar la zona para aliviar y continuar con otros juegos para que la piel descanse y evitar hacer daño real a la pareja.

En este tipo de prácticas la intuición es muy importante, debemos observar a la otra persona y estar muy pendientes de su reacción. Si vemos que disfruta se puede continuar y aumentar el juego, si no, es mejor pasar a otra cosa. En el sexo, como en la comida, hay muchos gustos diferentes y no a todos tiene que excitarnos lo mismo.

  • Anonimo

    Pues a mi esos azotes, me cortan el rollo montón

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