El efecto de un beso con lengua
Un beso apasionado provoca excitación, ira y bienestar

En muchas culturas no está bien visto darse un beso con lengua en público, este acto se considera íntimo y casi sexual. Hace poco vimos en qué lugares no estaba presente el beso romántico, y también sabemos que los besos nos ayudan a elegir a la mejor pareja, basándonos en su código genético, actitud y estado de salud para valorar la compatibilidad.
El cóctel de hormonas de un beso con lengua
Los expertos explican que en los labios y en las yemas de los dedos son las zonas con más terminaciones nerviosas, listas para percibir incluso el roce más sutil. Esta sensibilidad hace que los besos apasionados sean muy intensos y estimulen directamente todo nuestro sistema nervioso, provocando una ola de calor corporal a la vez que los escalofríos recorren la espalda. A esta reacción física se le suma la bomba química de hormonas que desprende nuestro cerebro: oxitocina (vínculo emocional), testosterona (excitación sexual), feromonas (atracción sexual), dopamina (bienestar), epinefrina (aumento del ritmo cardíaco) y serotonina (alegría).
Es precisamente la serotonina el componente que nos puede hacer sentir alegría y euforia o, por el contrario, un rechazo a la pareja con la que nos besamos, provocando una sensación parecida a la de la ira. He ahí la explicación de muchas de las curiosas reacciones que se ven tras un beso con lengua, desde una mirada llena de amor hasta una bofetada cargada de indignación.
como último dato, advertimos que en un beso con lengua hay un traspaso de cerca de 80 millones de bacterias que pueden transmitirnos enfermedades. Sin embargo, si no hay problemas contagiosos, también actúan para reforzar nuestras defensas y proteger nuestro estado de salud. ¡Todo son ventajas!