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Eyaculación femenina vs lubricación
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Eyaculación femenina vs lubricación

¿Qué diferencia hay entre la eyaculación y la lubricación? Una de las principales distinciones que existe entre la eyaculación y la lubricación reside en el orificio por el que expulsamos estos líquidos. La lubricación vaginal consiste en una sustancia viscosa y translúcida que recubre y lubrifica la vagina cuando nos excitamos y que el cuerpo genera para facilitar la penetración durante la relación sexual. Por eso los preliminares tienen gran importancia, ya que preparan nuestra mente y cuerpo para el coito.  La lubricación se produce de manera lenta y se prolonga durante toda la duración del encuentro, desde que os excitáis hasta que vais recuperando el aliento tras el orgasmo, momento en el que sale de la vagina.

La eyaculación, por su parte, es mucho más breve y aparece mayoritariamente durante el orgasmo o en un punto culminante de la relación sexual. Es expulsada, en ocasiones a pequeños chorros, por la uretra (al igual que la orina). Es importante saber que no todas las mujeres tienen la capacidad de eyacular, y que tampoco es algo que ocurra todas las veces durante el sexo ni cada vez que una mujer tiene un orgasmo, así que no refleja la calidad o el disfrute de la experiencia sexual.

Las texturas entre la eyaculación y la lubricación son radicalmente distintas. La eyaculación es mucho más liquida, más transparente y menos olorosa que la lubricación vaginal. De hecho, podemos dividir la lubricación vaginal en tres fluidos distintos:

  • La sustancia segregada por las glándulas de Bartholin (situadas al nivel de la vulva). Son dos glándulas secretoras diminutas situadas a cada lado de la apertura de la vagina. Normalmente no son visibles y segregan una pequeña cantidad de líquido que ayuda a lubricar los labios vaginales durante las relaciones sexuales.
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  • La trasudación vaginal, de carácter interno. Se trata de una lubricación intravaginal transmitida por los poros.
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  • El moco cervical, que procede igualmente de la vagina pero que es segregado de forma más específica a nivel del cuello del útero. Este moco se asemeja a la clara de un huevo crudo y aporta el característico aspecto viscoso a la lubricación.
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    Resulta que el moco cervical es el que nutre, protege y conduce a los espermatozoides hasta el óvulo. De este modo, un hombre que eyacula en la entrada de la vagina de una mujer que lubrique mucho, puede potencialmente dejarla embarazada aunque no la penetre.

     

    Fuente: “Atrévete… a descubrir el punto G”, de Ovidie

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