Relato erótico: «De vuelta de vacaciones»

Un seguidor de la página nos envía un relato erótico, escrito de su puño y letra. ¡Esperamos que os guste!
Luís y Clara volvían de una semana de vacaciones por Asturias, habían recorrido varios pueblos, playas, y por supuesto… sidrerías.
Llevaban ya casi un año viviendo juntos y estas vacaciones eran muy especiales para ellos.
Según entraron en casa después de varias horas de coche, empezaron a sacar la ropa de la maleta. Tocaba poner lavadora. Clara se quitó rápidamente la ropa quedándose en ropa interior. En cuanto recogieran todo se pensaba meter en la ducha.
Luis le preguntó si había llamado a su madre. «¡Joé, se me había olvidado!», contestó Clara. «Llama, ya sabes cómo es». Luis era el sensato de la pareja. Estaba en todo. Clara, cogió el móvil y se tumbó boca abajo en la cama para hablar con su madre.
Luís pasó a la habitación a coger ropa cómoda para estar por casa, pues él también había echado mucho de su equipaje a la lavadora, cuando la vio tumbada en ropa interior. Estaba arrebatadora.
Mientras Clara hablaba con su madre sobre la localidad de Cudillero, notó en su cuello los labios de Luís. Se estremeció todo su cuerpo. Le miró de reojo y sonriendo le hizo señas de que estaba hablando, pero no pudo evitar pensar lo guapo que estaba su chico sin camiseta.
Continuó hablando sin darse cuenta que detrás de ella Luis se estaba quitando los calzoncillos, dejando libre una gran erección. Ahora comenzó a besar la espalda de Clara. Ella cerró los ojos tratando de concentrarse en la conversación, aunque notaba como le subía la excitación.
Luís le bajó un poco las braguitas y le empezó a dar mordiscos suaves en el culo… «Para», susurró ella, a la vez que oyó como su madre le decía que si la estaba escuchando. Fue entonces cuando Luís empezó a frotar su pene con el culo de Clara. Notar su miembro totalmente duro hizo sentirse húmeda a Clara y muy caliente. Se imaginaba ese pene masturbándose en su culo y la excitación se apoderaba cada vez más de ella.
Tenía que terminar la conversación. «Mamá, me quedo sin batería», balbuceó, pues un dedo de Luís se introducía en su sexo húmedo. Ya no pudo más. Colgó. Se dejó quitar las braguitas, y recibió el pene de Luís con gran placer. Lo sentía dentro de ella y en cada embestida su cuerpo se estremecía más. Se colocó bien a cuatro patas para facilitar la penetración, y entonces una mano de Luís sacó un pecho del sujetador y empezó a acariciar su pezón. Era uno de sus puntos débiles, y eso hizo que sus gemidos fueran cada vez más seguidos. Al escucharla, Luís agarró más fuerte la teta y comenzó a golpear con más intensidad. Clara no aguantó más y llegó al orgasmo, mientras seguía recibiendo las embestidas de Luís, hasta que notó que descargó sobre su espalda.
Los se dejaron caer sobre la cama. «Te vas a enterar cuando tú llames a tu madre».
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