Relato erótico: Fantagsia

Los apetitos carnales de Almudena
3. Fantagsia
Almudena regresa de madrugada a casa, se derrumba sobre la cama e, ipso facto, se duerme como un angelito. La boca afresada, redonda y semiabierta, esperando que Morfeo le depare un buen orgasmo nocturno.
Despierta pasado el mediodía. La humedad de su sexo habla a gritos, es un mar de olas suaves y bravas que le ahogan. Aspira el olor almizclado de un goce salado y oscuro, estirando su cuerpo en busca de una reconfortante ducha. Impoluta, se viste con un chándal en tonos grises y turquesas. Está muy favorecida.
Se mira en el espejo, sabedora de su provocativo cuerpo. De repente, le entra un hambre voraz, así que coge el teléfono y pide una Pizza Bacon Cheeseburguer: es una carnívora nata. Mientras espera, enciende el ordenador para ver los emails y descubre una propuesta de Sexo Triple X, es una invitación para una orgía que se celebrará esa misma noche. Le parece un poco fuerte, todavía no está preparada. La obvia y se plantea cuál será su próxima fantasía…
La semana pasa volando como una brisa glacial, ha tenido más trabajo que de costumbre. Es viernes y necesita un respiro. No obstante, está caliente. Respira sensualmente, con los parpados cerrados y las fosas nasales abiertas. Le parece oler su propio sexo pidiendo a gritos un poco de acción, lo que le recuerda que ha recibido un paquete de la red erótica con los accesorios de bienvenida.
El envío contiene un programa informático, una WIFI para la televisión y un kit erótico unisex. Coloca la aparatología y abre los artilugios del placer. Al sacarlos, se muere de risa: un pene con ventosa súper realístico, lubricante Whater Glide sabor cherry, una vagina en lata Fleshligth y un Fetish Seductions -juego de fetiches en pareja-.
― ¡Surtidito a más no poder! ―habla consigo misma―. ¿Para qué los quiero si tengo todas las pollas que me apetezcan! Pero me pica la curiosidad, ¿qué sentirán los tíos con este artefacto? ―dice, mirando la vagina enlatada.
Ni corta ni perezosa, mete dos dedos en la hendidura. Los mueve, captando y abandonando esa cavidad esponjosa. La sensación le agrada. Siente cómo su interior humedece.
―Mejor lo dejo… ―sigue con su particular memento―. Ceno y miro la televisión.
Enciende el canal Fox y, en ese instante, están reponiendo la primera temporada de True Blood. Se acomoda, engullendo la suculenta pizza repleta de ingredientes que acaban de traerle. El queso resbala por sus labios mientras mira embobada al atractivo vampiro Eric Northman. Está en una tarima de su club, Fangtasia, sentado en un trono de piel de toro y vestido de negro riguroso.
―¡Pero, qué bueno está el mamón! ―continúa con su soliloquio―. Estoy más húmeda que cuando estoy con un tío. ¡Qué caliente me estoy poniendo! Voy a probar el programa ciber-erótico, gentileza de mi querida red Sexo Triple X.
Almudena introduce sus datos y teclea la opción virtual. El desplegable le indica que pulse el canal 69 del televisor. Al hacerlo, sale una pantalla que actualiza los datos y se sincroniza con el ordenador. Pone el nombre de su serie de vampiros favorita y el de Alexander Skargärd en el casillero que aparece. Minutos después, emerge en su pantalla la entrada de Fangtasia. Sookie Stackhouse entra en el umbral vampírico. Cuando se gira descubre que aquella figura tiene su rostro.
―¡Hostia puta! ―suelta de golpe.
Está más cachonda que una leona en celo. Eric Northman la reclama. Pasea por la obscuridad del lugar manteniendo las miradas penetrantes de los chupasangres, directa hacia el jefe. Frente a él, los otros personajes
desaparecen y ella le baila un sensual privée en la barra de la stripper.
El mero hecho de verse junto a su ídolo televisivo hace que su cuerpo tiemble, grite, sude y se crispe. Almudena comienza a desvestirse y pasa a ser Pasión25 de nuevo. La echaba de menos.
Sus turgentes pezones ribetean el tejido de la camiseta. Acaricia su carnoso monte de venus por encima de las minúsculas braguitas: está hinchado. Se baja la goma de la lencería y se masturba. La yema de un dedo sobre el clítoris, acariciándose con un movimiento circular. Otro dedo introducido en la zona más húmeda… Oprime sus piernas, y los músculos de su abdomen tienen convulsiones cuando llega al orgasmo.
En la pantalla, Eric Northman clava su hipnótica mirada en la de Pasión25. Muerde el cuello de su holograma, se alimenta de su sangre. El placer del sufrimiento. Después, le sube el vestido y la empala con su excitante glande. Un hilo se saliva sale de sus afrodisíacos labios. Pasión25 relame los fluidos mezclados de su propio fruto. Después, se introduce el pene del kit erótico en su ya más que dilatada vagina y vuelve a estremecerse. Se siente como un trozo de carne devorado por el salvaje y atrayente Drácula.
Acaba de descubrir que el sexo virtual es un suculento manjar, el cual siempre tendrá a mano.
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