Kamasutra: Sexo con dolor de espalda

Por culpa de nuestra vida sedentaria, con un mínimo de 8 horas sentados en una silla de oficina, somos muchos los que sufrimos dolores de espalda. Sin embargo, haremos que eso no sea un impedimento para disfrutar del sexo.
Si el dolor de espalda nos lo provoca la larga jornada y no podemos desconectar al llegar a casa con una buena sesión de sexo, ¿qué nos queda? ¡Que no cunda el pánico! La Universidad de Waterloo ha realizado un estudio para averiguar cuáles son las posturas sexuales que menos hacen sufrir nuestra espalda. Según la investigación, realizada por el profesor Stuart McGill, hasta el 84% de los hombres y el 73% de las mujeres ven mermada su vida sexual por culpa de dolores lumbares y, contra todo pronóstico, la postura más recomendada no es La cucharita o El molde.
Posturas para cuando el hombre sufre dolor de espalda
· El perrito: Si es el hombre quien sufre dolores de espalda, la mejor postura para practicar es la del Perrito. La mujer se coloca a cuatro patas, apoyada sobre codos y rodillas, mientras el hombre, arrodillado, la penetra por detrás y controla la profundidad y el ritmo con movimientos en bloque o de cadera.
· Pasión trasera: Para evitar movimientos dolorosos, una buena postura para que la espalda del hombre no sufra es la de Pasión trasera, en la que él se tumba boca arriba y la mujer se coloca sobre él en la misma posición. Ella es la encargada de arquear la espalda y mover las caderas para estimular la penetración.
Posturas para cuando la mujer sufre dolor de espalda
· El misionero: Cuando la mujer sufre de dolor lumbar ha de evitar cualquier postura que le haga arquear la espalda. Una buena opción es la del clásico Misionero, con ambos estirados y el hombre encima de ella, apoyado sobre los codos o sobre sus manos para separarse del cuerpo de ella.
· La tijera: Si la mujer sufre dolores en la espalda, lo mejor es que se tumbe boca arriba y sea el hombre quien dirija las embestidas. En la postura de la Tijera, ella se tumba y levanta las piernas, llegando con los tobillos a la altura de los hombros de él, que la penetra arrodillado y de frente.