¿Algunas veces habéis tenido que reprimir el llanto tras una noche apasionada con vuestro chico? Son muchas las mujeres que lloran después de tener sexo con su pareja, incluso si la relación ha sido satisfactoria y han quedado extasiadas de placer. Y esto puede ocasionar la confusión del hombre, porque no logra entender qué pasa y no sabe cómo reaccionar ante esta situación.

En ocasiones, un placer vaginal intenso es la antesala de una crisis de llanto postorgásmica. No es algo inusual. Acabamos de experimentar el orgasmo del siglo y estamos extasiadas, relajadas y felices. Y, de repente, viene el bajón. Y nos ponemos a llorar. Según Ovidie, autora del libro “Atrévete… a descubrir el punto G”, es algo muy normal. “No te sucede nada malo. Simplemente, acabas de gozar. A diferencia del placer clitoriano, el placer vaginal es agotador”.

Y es que, durante el encuentro con nuestra pareja, hemos estado dándolo todo: gimiendo, jadeando y viviendo de manera apasionada la relación sexual. Durante los minutos que hemos estado entregadas a disfrutar con nuestro chico sólo importaba el placer que sentíamos y el que le dábamos a él y, al liberar la tensión acumulada, es como si una olla a presión estallara. En nuestro día a día con la familia, en el trabajo, los amigos… nos encontramos con situaciones de estrés o presión que nos oprimen, y que solemos descargar llorando. En estas situaciones ocurre algo parecido. El placer que hemos experimentado es una combinación de la tensión física y el bienestar que acabamos de vivir y que liberamos con el llanto, algo que solemos experimentar de vez en cuando en nuestra vida cotidiana.

Así que no os preocupéis si en el futuro dejáis fluir borbotones de lágrimas por vuestro rostro después de haber hecho el amor y llegar al clímax. Simplemente os estáis recuperando de todas las emociones que acabáis de vivir y disfrutar. ¡Llorad y liberaos!