Japón y sexo: La mitad de los matrimonios no tiene relaciones sexuales

Leemos en el diario “The Guardian” unos datos que nos dejan súper sorprendidas: “Record numbers of couples living in sexless marriages in Japan”. O sea, que se dispara el número de matrimonios sin sexo en Japón.
El diario recoge los datos de una encuesta llevada a cabo por la “Asociación japonesa de planificación familiar”, realizada a un total de 1.200 personas entre 16 y 49 años, 655 de los cuales eran hombres y mujeres casados. Según este informe, casi la mitad de parejas casadas – un 47,2% – no tiene relaciones sexuales. La tasa más alta de matrimonios sin vida sexual está entre las personas de mediana edad, una época en que las demandas del trabajo y la familia están en su apogeo.
Lo más preocupante es que esta tendencia va en aumento, ya que en 2004 los matrimonios sin sexo llegaba a una cifra muy inferior, un total del 31,9%. Entre los hombres casados, el 35,2% dijo que el trabajo les dejaba “demasiado cansados” para las relaciones sexuales, un porcentaje que crece de manera dramática desde el 21,3% que se registró en 2014.
Se trata de la primera vez que más del 30% de los hombres afirman estar demasiado cansados debido al trabajo para tener relaciones sexuales. ¡Pero es que es normal! Si nuestro chico llega a casa agotado, tras 14 horas trabajando, es lógico que su único deseo sea usar la cama sólo para dormir. De hecho, hay mucha presión para mejorar la vida familiar de los japoneses reduciendo las largas jornadas laborales -una práctica habitual en las empresas niponas-, aunque no parece que se estén produciendo grandes mejoras.
El gobierno japonés debería cuidar más a sus ciudadanos e intentar mitigar la brutal presión social que tienen desde pequeños (aparte de las intensas jornadas de trabajo), ya que crecen en un ambiente de mucha competitividad, para luego acabar trabajando más de 60 horas a la semana. Por eso también el aumento de hikikomoris, jóvenes que al ver que han fracasado en algún ámbito de su vida se encierran en su habitación, de la que puede que no salgan en años.
Y el hecho de ser una sociedad que crece sin saber qué es el contacto físico (incluso en la familia), originando problemas psicológicos como aislamiento, complejos e inseguridades en muchos casos, algo debe influir en esas tasas. Los mismos japoneses viven cada día una vida donde deben intentar contener sus impulsos, sin contacto físico y manteniendo una compostura serena. Esta sociedad donde el sexo es tan natural y tan tabú al mismo tiempo hace que uno acabe confundido sin saber cómo interpretarlo.
El trabajo excesivo, unido al tabú sexual en el que crecen, genera una situación que deberían mejorar, ya que se enfrentan a un enorme descenso de la tasa de población, con todo lo que eso conlleva. La situación resulta tan alarmante que los economistas Hiroshi Yoshida y Masahiro Ishigaki, de la Universidad de Tohoku, crearon un reloj digital para estimar el día que los japoneses se extinguirán si las cosas siguen como van: proyectan que el 16 de agosto de 3.766 solo quede un japonés vivo.
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